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Karisma inventa el Gourmet Incluido PDF Imprimir E-Mail
escrito por Gustavo Armenta   
domingo, 12 de agosto de 2007

Ciudad Abierta 

2007 Agosto 12 

Karisma inventa el Gourmet Incluido


La imaginación en la hotelería no tiene límite. La competencia mundial en este segmento de la industria del turismo se ha vuelto tan reñida, que los empresarios y ejecutivos están en constante movimiento ideando qué más cosas ofrecer a los viajeros para ganar su preferencia.

Hace ya varias décadas que la cadena francesa Club Mediterranée inventó el concepto Todo Incluido, entonces muy limitado frente a lo que se conoce hoy. En México, una de las primeras empresas que copió este sistema fue el Club Maeva, con lo cual se hizo famosa para vacaciones familiares.

Esta idea, que revolucionó la experiencia de viajar, fue adoptada por infinidad de hoteles en todo el mundo, algunos de los cuales simplemente trataron de ver cómo podían sacarle el mayor provecho, en detrimento de la calidad de su producto. Varias veces he platicado con gerentes de este tipo de hoteles que, en confianza, explican cómo en los restaurantes exhiben vistosas viandas en su mayoría de alimentos baratos pero llenadores, como arroz, frijoles, pastas y verduras, con uno o dos platillos “estelares”, como camarones o ciertos cortes de carnes, para darle la impresión al huésped de que la comida es muy buena.

Lo mismo sucede en el bar, donde el gancho es que se tiene barra libre, pero el cliente se enfrenta a marcas de licores que nunca en su vida ha visto por ser de lo más económico y, por lo tanto, de ínfima calidad.

A todo esto hay que añadir que, regularmente, se trata de hoteles de grandes cadenas, con muchas habitaciones e insuficiente cantidad de empleados para atender satisfactoriamente a tantos huéspedes.

Este abuso del Todo Incluido derivó en el desprestigio de la idea y a que llegara a catalogarse como un producto menospreciable enfocado a un mercado de bajo poder adquisitivo.

Así, navegó durante lustros como una idea en decadencia, hasta que hace unos cuantos años, con el inicio del nuevo siglo, el concepto se revitalizó y surgió lo que llamaron Todo Incluido de Lujo.

Una de las primeras empresas en lazar este nuevo producto fue AMResorts, encabezada por Alejandro Zozaya, que nació precisamente bajo esta noción en 2001. El objetivo era demostrar que se podía ofrecer un Todo Incluido en hoteles con instalaciones similares a los de lujo tradicionales, bebidas y comidas de primer nivel, un gran servicio y sin la incomodidad de portar el molesto brazalete icono de los Todo Incluido comunes.

Obviamente las tarifas serían más altas, pero el mercado respondió bien y hoy, a menos de seis años de haber iniciado, AMResorts es una compañía en expansión en el Caribe, con varias marcas y hoteles muy exitosos.

Al igual que sucedió en su momento con Club Med, este producto abrió un nuevo nicho de mercado que rápidamente imitaron otras empresas, también con bastante éxito. Hoy, por ejemplo, la Riviera Maya en Quintana Roo está llena de hoteles que funcionan bajo el Todo Incluido de Lujo.

Un paso más

De esta manera, en los últimos años la competencia en este concepto se centró en ver quién ofrecía más tecnología, comodidades, actividades, amenidades, diseño en las instalaciones o sensualidad en las habitaciones. Sin embargo, cuando todo parecía inventado, aparece en México Karisma Hotels, una operadora que lanzó al mercado una innovadora idea que resulta ser un paso adelante en la evolución de los productos hoteleros: el “Todo Incluido Gourmet”.

Con dos marcas básicas: Azul y El Dorado, estos hoteles tienen las bondades de un Todo Incluido de Lujo, aunque con una diferencia sutil, pero contundente: la comida.

Karisma centró la esencia de su producto en un rubro vital en la experiencia global de un viaje y lo puso en el primer renglón de todo lo que ofrece al huésped. Éste es su elemento diferenciador.

No se trata de ofrecerle un buen hotel con comida de primer nivel. No. Se trata de ofrecerle un buen hotel donde cada vez que se siente a la mesa para desayunar, comer o cenar, se enfrente a una experiencia culinaria que hará memorable su estancia, tanto por la comida como por los vinos.

Por tanto, más que en cualquier otro hotel de lujo, en Karisma los chef y sommelier vienen a ser las estrellas de los hoteles. Por eso conformaron un equipo de pesos completos en sus cocinas y cavas.

Cuentan con los chef Heiner Gellenberg, un alemán que, por ejemplo, en el 2000 tuvo a su cargo toda la comida que se sirvió en Panamá en una Cumbre Iberoamericana Presidencial; con Christopher Belou, estadounidense que, entre otros, ha trabajado en The Ritz Carlton; con Jonathan Gómez Luna, mexicano que tuvo su mayor aprendizaje laborando al lado de Adrián Ferrá, el mejor chef del mundo, en El Bulli, considerado el mejor restaurante del mundo; y con el sommelier Carlos Alberto Flores, proveniente de Chicago.

Con apenas siete años de haberse fundado, Karisma cuenta ya con nueve hoteles en el Caribe, cinco de los cuales se encuentran en la Riviera Maya. Los dos de la marca Azul son más pequeños y exclusivos, con menos de cien habitaciones y tarifas que comienzan en los 387 dólares diarios por persona; en tanto que los El Dorado son mucho más grandes, con 280 y 605 cuartos y precios a partir de los 199 dólares. Sin embargo, la gastronomía en todos es la misma, sólo varía la exclusividad que da de facto una tarifa mayor y el tamaño del hotel, así como la posibilidad de llevar niños, ya que tanto los El Dorado son sólo para adultos, así como su quinto hotel: el Hidden Beach, que es para los aficionados al nudismo.

Hoy es Karisma quien da un paso más en la evolución de la hotelería. Esperemos a ver qué se les ocurre más adelante a los empresarios. Siempre habrá una sorpresa por venir.

 

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Modificado el ( jueves, 12 de junio de 2008 )
 
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