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En Fresnillo, Zacatecas, Grupo Peñoles convirtió en museo turístico una mina agotada PDF Imprimir E-Mail
escrito por Gustavo Armenta   
domingo, 18 de mayo de 2008

FRESNILLO. Bajar al interior de una mina es una experiencia asombrosa. Desgraciadamente, no es una vivencia que el público pueda tener.

Pero, para que la gente conozca lo que es penetrar en un sitio como éstos, Peñoles acondicionó una mina ya agotada y la convirtió en museo.

Se entra y sale caminando, y en el trayecto, además de experimentar ir por un túnel angosto y de techos bajos, el visitante va conociendo la evolución de los sistemas de explotación, desde la época de la Colonia, cuando todo se hacía a golpe de martillo y cargaban el mineral en la espalda, hasta la actualidad, donde se labora con sofisticada maquinaria y los mineros cuentan con equipos de protección que han eliminado las enfermedades que antes acababan con los trabajadores.

 

2008 Mayo 18

Fresnillo cuenta con una Mina Turística

En esta localidad cercana a la ciudad de Zacatecas, Grupo Peñoles convirtió en museo una veta cerrada, con lo que brinda a los turistas la oportunidad de recorrer uno de estos sitios tan extraordinarios

Fresnillo. Fresnillo es un pueblo pequeño y tranquilo, que en su centro luce un Hemiciclo de cantera rosa dedicado a Don Miguel Hidalgo y Costilla; una iglesia grande con una sola torre neoclásica que sirve de campanario de tres pisos y un breve atrio descubierto; y un típico parque cuyo ombligo es un kiosco de metal con techo verde, al cual se llega por angostos pasillos de arbustos que forman una estrella. Cruzando la calle hay unos portales al más puro estilo español. Todo muy colonial.

Mucha gente mira pasar el día sentada en alguna de las verdes bancas de hierro forjado que adornan el parque y el atrio, otros se lustran los zapatos, una anciana espera que llegue la hora de la misa sentada en el zócalo de un viejo pozo seco que ornamenta el atrio. La vida va, lenta, como si no pasara nada.

Pero la laxitud de esta ciudad zacatecana que se ubica apenas a 45 minutos por tierra de la capital del estado, contrasta con lo que todos los días sucede debajo de su tierra, donde centenares de hombres luchan con las duras entrañas de la montaña para cosechar de ella la plata que les ha regalado durante siglos.

Fresnillo es una tierra de mineros y el corazón de la localidad es la Mina Proaño, propiedad de Grupo Peñoles, que debe su nombre al capitán Diego Fernández de Proaño, que en 1554 realizó las primeras excavaciones.

Regalo de la naturaleza, esta veta va ya en su quinto siglo de explotación y se mantiene como la mina subterránea que más plata produce en todo el mundo. Aquí mismo, en la Planta Concentradora, se procesa la plata que se extrae, lo cual consiste en separar la mina del resto de los minerales con los que está revuelta y que no tienen valor alguno. Equipada con la tecnología más moderna, la planta tiene la capacidad de procesar hasta siete mil toneladas diarias de mineral.

La historia de la Mina Proaño es larga, pero es a partir de 1961 que la toma Peñoles. Según cuenta Alberto Cortés, ejecutivo de la empresa, en los años 60 y 70 del siglo pasado, se vio en una situación crítica porque los yacimientos se fueron agotando, pero afortunadamente lograron descubrir nuevos yacimientos. Hoy tiene reservas probadas para quince años más.

Actualmente trabajan en la veta San Ricardo, a la cual le queda poco tiempo de vida, pero cuentan con las vetas San Carlos y San Alberto, donde está concentrado su futuro.

Recolectar este metal es un trabajo de colosos: cada día sacan del subsuelo siete mil toneladas de mineral en bruto, para únicamente conseguir medio kilo de plata por tonelada.

Una mina para turistas

Bajar a cientos de metros de profundidad en unos cuantos minutos es una experiencia sorprendente. De inicio es graciosa, porque el comienzo es exactamente igual al que imagina un niño influenciado por la historia de Blanca Nieves y los siete enanos que, no hay que olvidar, eran mineros, aunque de diamantes. Se penetra en la boca de un túnel que rápidamente se convierte en oscuridad, pero donde brillan pequeñas placas que centellean inundando ese cielo negro y cilíndrico, igual que en el cuento.

Lo que sigue es asombroso. Se baja por un camino que serpentea formando ondulaciones paralelas y poco a poco se va descubriendo la viva y dinámica ciudad que existe debajo de la superficie y que está muy lejos ya de la visión de una mina como un sitio oscuro, sucio y lleno de peligros latentes.

Lo que se mira es un mundo lleno de luz, gente que trabaja manejando enorme y pesada maquinaria, bien equipada y donde la limpieza destaca, a pesar de las condiciones intrínsecas del lugar.

Desgraciadamente, no es una vivencia que el público pueda conocer. Sin embargo, para que la gente conozca lo que es penetrar en un sitio como éstos, Peñoles acondicionó una mina ya agotada  y la convirtió en museo.

Se entra y sale caminando, y en el trayecto, además de experimentar ir por un túnel angosto y de techos bajos, el visitante va conociendo la evolución de los sistemas de explotación de minas, desde la época de la Colonia, cuando todo se hacía a golpe de martillo y se cargaba el mineral en la espalda, hasta la actualidad, donde se labora con sofisticada maquinaria y los mineros cuentan con equipos de protección que han eliminado las enfermedades que antes acababan con los trabajadores, además de que los sistemas de seguridad son mucho más efectivos.

Cortés explica que Peñoles promueve entre sus empleados una cultura de prevención, auto cuidado y capacitación, con lo cual han disminuidos a menos de la mitad los accidentes incapacitantes en los últimos diez años.

Aún más, añade que el cuidado del medio ambiente forma parte de la estrategia de negocios de la compañía, lo que en Fresnillo se comprueba al recorrer el Parque Ecológico Los Jales, que edificaron en esta localidad. Todo esto ha llevado a que Grupo Peñoles esté certificado como una empresa limpia.

Por su cercanía con la ciudad de Zacatecas, la próxima vez que vayas a la capital de este estado, date una escapada a Fresnillo y visita la Mina Turística. Aunque un tanto sofocante, porque se entra por la parte baja de la montaña y se sale prácticamente en la cúspide, es una experiencia que mucho vale la pena.

Más información: www.penoles.com.mx  

PIE DE FOTO: Entrada a la Mina Turística. 

Milenio Diario. Suplemento TornaVuelta
Modificado el ( sábado, 31 de mayo de 2008 )
 
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