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El desencantamiento de Miguel Gómez Mont PDF Imprimir E-Mail
escrito por Gustavo Armenta   
viernes, 01 de febrero de 2008

MÉXICO, DF. Poco antes de comenzar las pasadas fiestas navideñas tomé un café con Miguel Gómez Mont, pretexto para una larga conversación. Para mi sorpresa, encontré un director de Fonatur muy lejano de aquél con el que platiqué diez meses antes, cuando estaba recién llegado al cargo.

En aquellos sus primeros días al frente del Fondo Nacional de Fomento al Turismo, era un funcionario con ideas muy claras de lo mucho que quería hacer en la dependencia, que desbordaba ganas y energía. Sin dobleces, habló de la mala situación en que encontraba el Fondo, de la corrupción como práctica sistemática de una buena parte del empresariado turístico mexicano, de que no tenía duda de que Fonatur debía salir de Cancún, Los Cabos e Ixtapa.

En fin, era un hombre decidido a tomar una serie de acciones que afectarían intereses, seguro de que contaba con el respaldo del presidente Felipe Calderón.

 

Ciudad Abierta

2008 Enero 4

El desencantamiento de Miguel Gómez Mont

Poco antes de comenzar las pasadas fiestas navideñas tomé un café con Miguel Gómez Mont, pretexto para una larga conversación. Para mi sorpresa, encontré un director de Fonatur muy lejano de aquél con el que platiqué diez meses antes, cuando estaba recién llegado al cargo.

En aquellos sus primeros días al frente del Fondo Nacional de Fomento al Turismo, era un funcionario con ideas muy claras de lo mucho que quería hacer en la dependencia, que desbordaba ganas y energía. Sin dobleces, habló de la mala situación en que encontraba el Fondo, de la corrupción como práctica sistemática de una buena parte del empresariado turístico mexicano, de que no tenía duda de que Fonatur debía salir de Cancún, Los Cabos e Ixtapa.

En fin, era un hombre decidido a tomar una serie de acciones que afectarían intereses, seguro de que contaba con el respaldo del presidente Felipe Calderón.

Pero era un empresario exitoso que venía del mundo de la iniciativa privada y pronto comprendería que ése es muy diferente al mundo de la burocracia y la política.

Ahora, desde el inicio de nuestro diálogo lo noto desaminado y él lo acepta. Le digo que es muy pronto para eso, que apenas va a cumplir un año en el cargo. “¿Un año? ¡N’ombre, ya estaba así desde el primer mes!”, me contesta.

Entonces explica los porqués de su desaceleración anímica: se encontró con que hay que enfrentar un exceso de normatividad, así como “fuego amigo” no sólo desde fuera del sector, sino también proveniente de dentro de la industria turística.

“En la iniciativa privada tu equipo es tu equipo y en el gobierno no. Yo pensé que en el gobierno solamente había una equipo: el de Felipe Calderón, pero no; dentro de ese equipo hay más equipos”, dice.

Igualmente se queja de los diputados y senadores. “Con los legisladores también es difícil. Siempre están pensando en la siguiente elección, por eso no prestan atención a proyectos de largo plazo”, señala.

Entonces me da la impresión de que renunciará pronto o de que, por lo menos, ya está pensando en irse antes de que termine el sexenio. Pero no. Rechaza la idea. Afirma que se mantendrá al frente de Fonatur hasta el 2012. Aunque desencantado, Gómez Mont también se muestra decidido a seguir adelante, a pesar de todo, pero con objetivos muy precisos, sabiendo que no podrá hacer todo lo que en un principio imaginó.

Asegura que, por irse a dirigir Fonatur, dejó su negocio como constructor de casas y ahora ve menos tiempo a su familia. Ante ese costo personal, para que valga la pena, tiene la determinación de hacer algo trascendente, concreto, que quede ahí para el futuro y ayude al país. Esa obra es la construcción de un nuevo Centro Integralmente Planeado.

Primero porque sostiene que todavía no está determinado el lugar y, segundo, para evitar que se desate la especulación con la tierra elevando su precio, se niega a revelar en dónde se ubicará este futuro CIP.

No obstante da pistas: estará en la playa, en un lugar muy bello que no tenga problemas ecológicos y donde haya pobreza. Ante la insistencia, da una breve lista del estado donde podría localizarse: Tabasco, Oaxaca, Sinaloa, Baja California, Baja california Sur y la Costalegre, en Jalisco.

Una condición más es que tendrá que ser un lugar donde no lleve mucho tiempo construir infraestructura básica.

Lo que sí es seguro, puntualiza, es que la decisión la tomará en el primer semestre de este año y que no expropiarán terrenos, sino que los comprarán.

En poco tiempo, la realidad de la política cambió a Gómez Mont. Ya no es el optimista de hace un año, pero, afortunadamente, mantiene el mismo tesón de entonces.

Revista Latitud 21

PIE DE FOTO: Inauguración de la Bolsa de Inversión Inmobiliaria y Turística 2007, en la Ciudad de México. Miguel Gómez Mont es el segundo de izquierda a derecha. FONATUR

Modificado el ( martes, 10 de junio de 2008 )
 
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