MÉXICO, DF. Alejandra Barrales Magdaleno duró poco más de trece meses como secretaria de Turismo del Distrito Federal y, a pesar de su protagonismo, poco deja para recordar en el futuro su paso por esta dependencia durante la administración de Marcelo Ebrard como Jefe de Gobierno de la ciudad.

Con el nombramiento de Barrales al frente de Sectur DF, el 5 de diciembre de 2006, se reiteró que los perredistas no son muy diferentes a los panista o priístas a la hora de repartir el pastel de los cargos públicos: anteponen el amiguismo y la negociación política, a la capacidad y conocimiento de la materia para ocupar el puesto.

Ciudad Abierta

2008 Enero 27

Barrales, la efímera secretaria de Turismo del DF

Alejandra Barrales Magdaleno duró poco más de trece meses como secretaria de Turismo del Distrito Federal y, a pesar de su protagonismo, poco deja para recordar en el futuro su paso por esta dependencia durante la administración de Marcelo Ebrard como Jefe de Gobierno de la ciudad.

Con el nombramiento de Barrales al frente de Sectur DF, el 5 de diciembre de 2006, se reiteró que los perredistas no son muy diferentes a los panista o priístas a la hora de repartir el pastel de los cargos públicos: anteponen el amiguismo y la negociación política, a la capacidad y conocimiento de la materia para ocupar el puesto.

Barrales hace muchos años fue sobrecargo y ese era su mayor antecedente en materia de viajes. En realidad, no sabía mayor cosa del tema y, por lo que vimos hace unos días cuando presentó su renuncia, tampoco le interesaba demasiado. Se fue porque ahora buscará una chamba política; pretende ser la próxima presidenta del Partido de la Revolución Democrática en el Distrito Federal.

¿Y el compromiso con la ciudadanía? Eso no forma parte de su agenda. Aquí lo que importa es saltar de un cargo a otro en el menor tiempo posible. ¿Desarrollar programas de largo plazo? ¿Para qué?

A Alejandra Barrales no sólo hay que criticarle su trapecismo político, sino también su poca congruencia entre su militancia de izquierda y su forma de vida. Su peculio personal, que se compone de varios autos de lujo, bienes inmuebles y hasta una avioneta que, según dijo, se la regaló a su marido; su afición por los buenos restaurantes y la intolerancia hacia la crítica, la acercan más al perfil de un político priísta, que a uno que con convicción abandera causas populares.

Su poco conocimiento del tema en varias ocasiones la llevó a dar información equivocada. Por ejemplo, cuando apenas tenía tres meses en el cargo, afirmó que en 2006 la ocupación hotelera del Distrito Federal se había incrementado 4%, cuando en realidad había descendido.

De acuerdo con las estadística que reporta la Secretaría de Turismo federal, en 2006 la ocupación hotelera en la ciudad fue de 60.85%, lo que representó una baja de 1.07 puntos porcentuales con respecto a 2005.

Ese día, la entonces secretaria de Turismo del DF también declaró que la derrama económica que el turismo había dejado en la capital durante 2006 había sido de cuatro mil millones de dólares. Cuatro meses después, tranquilamente afirmó que los turistas en la ciudad dejaban mil 800 millones de dólares. A veces decía que la cantidad de visitantes que cada año llegan es de doce millones y otras la cifra subía a 12.5 millones; en ocasiones sostenía que 70% de los turistas que llegan a la Ciudad de México lo hacen por motivos de negocios, y en otras el número llegaba a 80%. Tal vez sería, simplemente, que la precisión en los números no es lo suyo.

En su carta de renuncia señala que deja la dependencia con una Ciudad de México consolidada como primer destino turístico a nivel nacional, con una derrama económica de 45 mil millones de pesos anuales.

Sin embargo, esa cantidad mencionada en pesos ronda los cuatro mil millones de dólares, mismos que ella encontró a su llegada. Es decir, durante su gestión los ingresos no aumentaron. Y en cuanto a los niveles de ocupación hotelera su saldo tampoco es bueno. Sólo se le puede contabilizar 2007, año en el que la ocupación hotelera del DF sufrió una baja de 1.26 puntos, al registrar 59.59 por ciento como promedio anual.

Aunque esta baja del año pasado es leve y no representa una caída, hay que tomar en cuenta que en 2006 se registró un descenso de 1.07 puntos, lo cual se atribuyó a que Andrés Manuel López Obrador y sus huestes bloquearon durante varias semanas Paseo de la Reforma, en protesta por los resultados electorales de la contienda presidencial. Es decir, sin plantón de por medio, el decremento en el año de gestión de Barrales fue mayor que en el año del plantón.

Lo rescatable

Hay otros puntos negativos en la gestión de Barrales, pero también podemos sumar lo bueno que, aunque poco, hubo.

Por ejemplo, su decisión de volver a promover la ciudad en el extranjero, tanto en Estados Unidos, como China, Japón, Argentina, Brasil y algunos países de Europa, para lo cual firmó un programa cooperativo con el Consejo de Promoción Turística de México, por 40 millones de pesos, a lo cual su antecesora, Julieta Campos, siempre se negó.

También están el convenio de colaboración que firmó con la Procuraduría General de Justicia del DF para combatir el turismo sexual, especialmente en lo concerniente a la explotación de menores de edad; buscar que el DF fuera un destino amigable con la comunidad gay, ya que esta posición empata con la filosofía de su partido; y su crítica hacia el aeropuerto de la Ciudad de México.

Sin embargo, en el balance final fue gestión como secretaria de Turismo del DF no fue destacada. Su trabajo fue mediano y su paso por la dependencia efímero.

RECUADRO

            Ocupación hotelera anual en el DF

Año                  %Ocupación      Diferencia

2000                62.02%            No disponible

2001                57.80%            -4.22 puntos porcentuales

2002                58.35%            +0.55

2003                57.59%            -0.76

2004                60.44%            +2.85

2005                61.92%            +1.48

2006                60.85%            -1.07

2007                59.59%            -1.26

Fuente: Sectur

PIE DE FOTO: Miss Corea y Alejandra Barrales, durante el concurso Miss Universo que se llevó a cabo en la Ciudad de México en 2007. SECTUR DF