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Acapulco Diamante, el destino con mayor inversión PDF Imprimir E-Mail
escrito por Gustavo Armenta   
martes, 30 de octubre de 2007

MÉXICO, DF. El Acapulco Tradicional iba de La Quebrada a lo que hoy es el Parque Papagayo; después se extendió hasta la base naval de Icacos. A partir del hotel Las Brisas comienza la tercera fase de la ciudad: Acapulco Diamante, que hoy se extiende hasta los rumbos de Barra Vieja, en lo que ya prácticamente es otra metrópoli poblada de comercios, fraccionamientos, desarrollos inmobiliarios, clubes de playa y hoteles. Es el nuevo Acapulco que vino a reinventar este destino.

El desarrollo paulatino de este otro Acapulco se aceleró en los últimos años, a tal grado que llevó a poner al estado de Guerrero dentro de la lista de las entidades con mayor inversión turística privada.

 

2007 Octubre 30

Acapulco Diamante, el destino con mayor inversión

Acapulco tiene un pasado milenario. Petrograbados encontrados en sus alrededores dan cuenta de ello. Una leyenda prehispánica dio origen a su nombre y, recién iniciada la Colonia, Hernán Cortés estableció ahí un astillero. Digamos que fue la primera gran inversión en el lugar. Tres y media décadas después los españoles encontrarían la buscada ruta marítima a Asia, lo que dio origen a la llegada del Galeón de Manila, que zarpaba de Filipinas y atracaba en el puerto de Acapulco con su fantástica carga de objetos maravillosos. Esta bonanza comercial le duró a esta ciudad portuaria de la Nueva España dos siglos y medio, hasta que el famoso barco dejó de llegar.

Pueblo de pescadores en los inicios del siglo XX, siempre estuvo en la mira como lugar de descanso. Los gobierno pos revolucionarios de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles hicieron la primer carretera desde la Ciudad de México y luego la Segunda Guerra Mundial movería los flujos turísticos de Estados Unidos hacia Acapulco, ante la imposibilidad de viajar a Europa. Luego vendrían los vuelos internacionales y el gran boom que impulsó el presidente Miguel Alemán. Así, en la década de los 60 del siglo pasado este destino del Pacífico mexicano se convirtió en el punto de reunión de las celebridades de todo el mundo.

Pero pasó el tiempo y la competencia interna y externa le fueron peleando el mercado de viajeros. A partir de la segunda mitad de los 70 surgen Cancún, Ixtapa-Zihuatanejo y Los Cabos, modernos y planificados que paulatinamente hicieron que Acapulco envejeciera.

Cancún, con su éxito inusitado, se consolidó como el principal destino mexicano y uno de los principales del mundo, y Acapulco ahí se fue quedando, fuera de moda, sin crecimiento, sin mayor inversión, contaminado, añorando sus antiguas glorias.

La reinvención

En un principio, el Acapulco Tradicional iba de La Quebrada a lo que hoy es el Parque Papagayo; después se extendió hasta la base naval de Icacos, en lo que llamaron Zona Dorada, donde se inicia la cuesta que lleva la carretera escénica. A partir del hotel Las Brisas comienza la tercera fase de la ciudad: Acapulco Diamante, que hoy se extiende hasta los rumbos de Barra Vieja, en lo que ya prácticamente es otra metrópoli poblada de comercios, fraccionamientos, desarrollos inmobiliarios, clubes de playa y hoteles. Es el nuevo Acapulco que vino a reinventar este destino.

De ese lado, rumbo al aeropuerto, durante años el hotel Princess fue un gigante piramidal que habitó casi solitario, junto con el hotel Pierre Marques, una selva de cocoteros. Pero desde principios de los 90 empezaron a levantarse otras construcciones que hoy constituyen otra urbe.

El desarrollo paulatino de este otro Acapulco se aceleró en los últimos años, a tal grado que llevó a poner al estado de Guerrero dentro de la lista de las entidades con mayor inversión turística privada.

Inclusive, en 2006 dio la gran sorpresa al ocupar el primer lugar, aunque ayudado por el huracán Wilma que obligó a un receso de inversiones en Cancún y la Riviera Maya durante ese año.

De los 3,117 millones de dólares que la iniciativa privada turística invirtió en 2006, la cifra anual más alta durante el sexenio de Vicente Fox, Guerrero captó 29.3%, seguido de Baja California, 17.9%; Quintana Roo, 12.6% y Nayarit, con 10.6 por ciento.

Ya en 2004 había alcanzado la segunda posición, superado ligeramente por Quintana Roo: 426.92 millones de dólares, contra 427.62 millones, respectivamente.

Pero a mayo de 2006, cuando a la administración foxista le quedaban unos cuantos meses para terminar, Guerrero lideraba el Top Ten, con 22.6% del total de la inversión turística acumulada durante ese sexenio, lo que representaba 2,625 millones de dólares. En segundo lugar aparecía Quintana Roo, con 2,469.9 millones, equivalente a 21.3%; lejos de ambos, la tercera posición era para Nayarit, con 8% de la inversión.

Si ya era notable encabezar la lista, más destacado resultaba todavía que del total de los recursos inyectados a la entidad guerrerense, 89% había ido a parar en Acapulco. De la inversión de Quintana Roo, 82% se había destinado a Cancún y la Riviera Maya, lo que hacía de Acapulco el destino turístico que más dinero recibió en el gobierno de Fox.

Durante el presente año, en lo que va de la administración de Felipe Calderón, Guerrero inició lento: de acuerdo con el reporte más reciente de la Secretaría de Turismo federal, a septiembre ocupaba el octavo lugar en inversiones, con apenas 84.8 millones de dólares, que representan 2.8% del total nacional.

No obstante, todo hace suponer que poco a poco repuntará, ya que tiene en proceso varios proyectos importantes que se están desarrollando por partes.

Según la Secretaría de Fomento Turístico del Estado de Guerrero, el segmento inmobiliario sigue significando un factor decisivo de su crecimiento económico. Al comenzar el año pasado, tenían registrados 110 proyectos en proceso de construcción, por un monto de 3,236 millones de dólares, de los cuales sólo se aplicó inicialmente 27.8 por ciento.

Del total de esos proyectos, 98 se localizan en Acapulco, principalmente en la Zona Diamante, por una suma de 3,017 millones de dólares; es decir, 93% de la inversión total.

Entre los principales desarrollos se encuentran: Mundo Imperial, Villas X Caret, Las Torres Costa Ventura, La Isla, Residencial Ave del Paraíso, Condominio Da Vinci, Condominios del Mar y Vista Real y Bhalay.

Tan sólo de Mundo Imperial, cuyo único inversionista es el mexicano Juan Antonio Hernández, propietario de Autofin, se espera una inversión de 250 a 275 millones de dólares en las cinco fases de su primer etapa: hotel de 800 habitaciones; Centro de Convenciones; Foro para conciertos y espectáculos con capacidad para cuatro mil espectadores; Spa y un corredor gastronómico.

Cuando concluya sus otras tres etapas, la inversión habrá ascendido a 700 millones de dólares.

Por su parte, La Isla, donde están asociados la constructora GICSA y el cantante Luis Miguel, en 252 mil metros cuadrados contará con departamentos, Spa, plaza comercial y un hotel de categoría especial.

De las acciones más recientes de inversionistas destacan la colocación de la primera piedra del hotel Punta Mar y del desarrollo Villas Vindeza; las inauguraciones de Torre II Residencial Palmeiras, primera etapa del Residencial la Perla, Rincón del Mar, primera sección de Villas Paraíso y la presentación del Proyecto Sol 24.

Sin embargo, las autoridades reconocen que ha sido desproporcionado el desarrollo inmobiliario en Acapulco, por lo que se hace necesario atraer inversión hotelera de grandes cadenas para diversificar los servicios turísticos. Su trabajo parece rendir frutos, pronto habrá en Diamante un hotel Aqua, de Grupo Posadas; en tanto que la operadora Starwood tiene entre sus planes, aún no concretados, la edificación de un hotel W.

Revista Mundo Ejecutivo

PIE DE FOTO: Luis Miguel y Abraham Cababie, de GICSA, durante la firma de la sociedad para el desarrollo La Isla, en Acapulco Diamante. GICSA

 
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