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Dreams Cancún, el primer hotel con delfinario PDF Imprimir E-Mail
escrito por Gustavo Armenta   
domingo, 24 de junio de 2007

2007 Junio 24

Dreams Cancún, el primer hotel con delfinario

El recinto para los cetáceos se encuentra en una laguna interior, a unos cuantos metros del mar, junto a las habitaciones de la pirámide diseñada por Ricardo Legorreta


Cancún.
Estar en el agua junto a un delfín es una experiencia peculiar. Bajo la vigilancia y manejo de los instructores especialmente entrenados para ello, durante un rato el visitante juega con el delfín y, a la vez, se convierte en el juguete del cetáceo, también adiestrado para ello.

Muchos creen que fue la incipiente televisión, a mediados de la década de los 60 del siglo pasado, con la serie “Flipper”, la que le dio fama de astuto y simpático a este mamífero marino que parece siempre estar riendo. Pero no fue así, ya en la Francia monárquica de siglos atrás se le denominaba “delfín” al presunto heredero de la corona y los marineros que exploraron el mundo consideraban un presagio de buena suerte encontrarlos.

Así es que, por méritos propios, el delfín a través de la historia desarrolló una buena imagen de animal amigable y tierno, dócil e inteligente, tejiendo una leyenda propia que, incluso, lo ha llevado a ser utilizado en terapias para combatir ciertas enfermedades.

Tal vez debido a todo esto fue que cuando hace unos años surgieron los primeros delfinarios donde los turistas podían nadar con ellos, el éxito no se hizo esperar. Se crearon empresas dedicadas a ello, mismas que han seguido procesos de expansión al construir delfinarios en diversos destinos, principalmente de playa, con algunas variantes. La mayoría trabaja con los cetáceos en grandes albercas construidas especialmente, pero hay algunas otras que los mantienen en un estado más natural, con corrales dentro de lagunas.

Sin embargo, a nadie se le había ocurrido lo que acaban de hacer Delphinus y la cadena AMResorts: instalar un delfinario dentro de un hotel.

Y quizá no se había hecho porque es difícil encontrar un hotel con los espacios y las condiciones adecuadas. Tenía que ser un inmueble concebido en la imaginación del arquitecto Ricardo Legorreta, conjugador de los grandes espacios, la estética y la esencia maya de esta región, el que permitiera llevar a cabo esta idea.

En 1974, año en que se inició la construcción de Cancún, en menos de una hectárea Legorreta diseñó el Camino Real, que sería uno de los primeros hoteles de la lúdica ciudad que se levantaba. Estaría exactamente en la punta de la isla, mirando antes que nadie ese mar Caribe de colores inefables por inverosímiles.

Cuando la obra estuvo terminada, hubo quién definió: “Es una magnífica muestra de la arquitectura mexicana contemporánea. Las líneas simples, los volúmenes geométricos, los colores vivos, todo ello integrado en uno de los rincones geográficos más hermosos del Caribe Mexicano: la Punta Cancún. Diseño sorprendente que revela un profundo conocimiento del espacio arquitectónico, con un toque de misterio y sus notables pinceladas de humor”, según consigna el periodista Fernando Martí en su libro “Cancún, el paraíso inventado”.

El proyecto tenía como cuerpo principal un edificio de cinco niveles con silueta piramidal y al fondo una torre de 18 pisos. La pirámide es una ingeniosa concepción de terrazas escalonadas –que después repetiría en Ixtapa--, que descansa a la orilla de una laguna interior a unos cuantos metros del mar.

Durante años, al caminar el largo pasillo abierto –cuya función de corredor de aire hace innecesario el aire acondicionado— que lleva del lobby a la pirámide, los huéspedes pasaban junto a esa laguna interior, donde habitaban tortugas.

Hace tres años, AMResorts compró este Camino Real y lo convirtió en Dreams, una de sus marcas familiares, de Todo Incluido de lujo. Lo remodeló y ahora, precisamente en la laguna interior, que no requirió de mayores adecuaciones gracias al talento de Legorreta, es donde se encuentra el delfinario que inicio operaciones recientemente.

Y, si bien hospedarse en la Torre del Dreams Cancún significa un espacio más exclusivo que en el resto del hotel, ahora las habitaciones de la pirámide tienen un atractivo extra: desde su terraza, sentado en una silla o acostado en la hamaca, es posible ver el espectáculo de los delfines jugando con los turistas. O simplemente observarlos en sus horas de descanso, cuando las sesiones públicas han terminado.

Si desde sus inicios el hoy Dreams Cancún fue una gran obra arquitectónica por su belleza intrínseca y su adecuación al entorno del mar turquesa y las playas de talco, ahora, con el delfinario en comunión con sus instalaciones, toman mayor dimensión las palabras del propio Ricardo Legorreta: “La belleza humana y la belleza natural nunca se descubren a la primera. No existe una verdadera arquitectura sin misterio”.   

No es sólo para huéspedes

La apertura del Delphinus Dreams Cancún representa un atractivo más del hotel, al cual pueden acceder tanto los huéspedes como clientes externos. Ofrece un programa interactivo que permite observar a los delfines muy de cerca y da la oportunidad de adquirir conocimientos de primera mano acerca del comportamiento y los hábitos de estos cetáceos. 

Para quienes no se hospedan en el hotel, la excursión al delfinario incluye transportación ida y vuelta desde cualquier punto de Cancún; visor para las actividades bajo el agua, casilleros para objetos personales y toallas. El delfinario cuenta con todas las facilidades: taquilla, sanitarios, regaderas y el servicio de tecnología digital en fotografía y video en DVD para llevarse el recuerdo de esta aventura.

Delphinus Dreams Cancún es el quinto delfinario operado por la compañía Delphinus. El programa de reproducción y crianza de delfines de esta empresa es considerado uno de los más exitosos del mundo, ya que la tasa de supervivencia de las crías es del doble que en otros programas similares y del triple de la que se da en el ambiente natural de estos animales. 

Delphinus espera seis nacimientos en este año, uno de los cuales corresponde a la tercera generación de delfines nacidos en sus instalaciones. De acuerdo con especialistas en mamíferos marinos, el éxito de este programa es el resultado del medio ambiente en el que se realiza y en los cuidados recibidos, incluyendo supervisión veterinaria, entrenamiento, nutrición y el ambiente adecuado para la socialización.

Adicionalmente, la empresa explica que, de acuerdo con el Decálogo expuesto por el Instituto de Investigación en Mamíferos Acuáticos, Delphinus sigue un programa ‘naturalmente amigable’, ofreciendo nado natural y amistoso con los delfines; mantiene una operación acorde con el programa de reproducción de delfines y actúa con base en su compromiso de ser una “Empresa Socialmente Responsable”.

El escenario natural donde se desenvuelven los delfines dentro del Dreams Cancún, abarca un área de casi dos mil metros cuadrados, requiere de 60 trabajadores y aporta otros 300 empleos indirectos. La inversión en el delfinario fue de aproximadamente tres millones de dólares.

DETALLES

Para no olvidar

El programa de nado con delfines incluye quince minutos de entrenamiento y capacitación, y 45 minutos de convivencia con los mamíferos.

La empresa ofrece cinco horarios diferentes.

Los huéspedes del hotel tienen preferencia para reservar.

Dreams Cancún es un “Todo Incluido”, pero este programa tiene un costo adicional.

Los niños deben medir más de 90 centímetros para poder participar sin la compañía de un adulto.

El costo de la experiencia es de 149 dólares para todas las edades.

Más información:

www.dreamsresorts.com

www.delphinus.com.mx

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Modificado el ( lunes, 03 de marzo de 2008 )
 
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