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Anécdota. Un misterio sin resolver PDF Imprimir E-Mail
escrito por Gustavo Armenta   
domingo, 24 de junio de 2007

2007 junio 24

Un misterio sin resolver

En octubre viajé a Buenos Aires y ya de regreso, esperando subir al avión que nos llevaría de vuelta a la Ciudad de México, fui al Duty Free para comprar unas botellas de vino.

Quería traer tres botellas de Salentein, un vino que probé en una visita a Mendoza, la principal región vitivinícola de Argentina y que me había gustado. Entre las tiendas me topé con Karina, una reportera que venía en el grupo y que está casada con un argentino. Ella compró tres botellas de Rutini, que es el vino que le gusta a su esposo. Me recomendó que, por lo menos, llevara una para probarlo y se fue. Y así lo hice, adquirí dos de Salentein y una de Rutini.

Al regresar a la sala de espera donde todo el grupo aguardaba la hora de partir, con la caja de vinos en la mano fui a las computadoras para checar mis correos, pero todas estaban ocupadas. Karina escribía en una de ellas y junto a la máquina descansaba su caja de vinos idéntica a la mía. Le pregunté si tardaría mucho y me dirigí a una mesita donde había revistas. Tomé una, dejé ahí mi caja y me senté cerca a leer. Cuando terminó, tomé la caja, la deposité junto a la computadora y comencé a escribir. Ya en el avión, Karina y yo nos sentamos con dos filas de distancia y cada uno colocó su caja de vinos en el compartimiento de su lugar.

Cuando finalmente llegué a mi casa, abrí la caja y… ¡oh sorpresa!, tenía tres Rutini y ningún Salentein. “No puede ser –pensé—se equivocaron en la tienda al momento de empaquetarlos”. Pero lo consideré poco probable porque yo mismo tomé las botellas del estante y las llevé a la caja registradora para pagarlas; además, el Rutini es más caro que el Salentein y dudé mucho que hubieran cometido un error. “No hay de otra: son las botellas de Karina”, me dije. ¿Pero en qué momento intercambiamos las cajas sin darnos cuenta?

Para salir de dudas le mandé un correo electrónico y, efectivamente, ella se había llevado la misma sorpresa al encontrar dos Salentein y sólo un Rutini en su caja. Días después me envió la mía y se llevaron la suya.

Desde entonces he recapitulado paso a paso, desde que compre el vino hasta que llegué a mi casa, en qué momento intercambios cajas y no lo descubro. Siempre las tuve conmigo, nunca las perdí de vista y, sin embargo, sucedió. Para mí sigue siendo un misterio sin resolver.

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Modificado el ( martes, 09 de octubre de 2007 )
 
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