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Sol Kerzner, el magnate que tuvo que regresar PDF Imprimir E-Mail
escrito por Gustavo Armenta   
sábado, 22 de junio de 2013
 Ciudad Abierta

Sol Kerzner, el empresario que tuvo que regresar

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    Sol Kerzner, en uno de sus hoteles. FOTO: CYCYR.COM

 

Por Gustavo Armenta en Milenio Diario

MÉXICO, DF. Junio 23 de 2013. Después de una larga ausencia, recientemente estuvo en la Ciudad de México un equipo de ejecutivos pesados del hotel Atlantis, que se ubica en Bahamas. Y anunciaron como una de sus novedades la torre The Cove, que fue inaugurada en marzo de… ¡2007! Este retraso de apenas cinco años ilustra de alguna manera el descontrol que sufrió no sólo Atlantis, sino toda la empresa, que se llama Kerzner International, a partir del Día de la Raza de 2006.

Hace años, Sol Kerzner construyó en Sudáfrica, su patria, el hotel SunCity y a partir de ahí levantó un emporio de resorts, hoteles y casinos que, entre otros, incluye su línea de hoteles lujosos One&Only.

 

2013 Junio 22

Ciudad Abierta

Sol Kerzner, el empresario que tuvo que regresar

Por Gustavo Armenta

Después de una larga ausencia, recientemente estuvo en la Ciudad de México un equipo de ejecutivos pesados del hotel Atlantis, que se ubica en Bahamas. Y anunciaron como una de sus novedades la torre The Cove, que fue inaugurada en marzo de… ¡2007! Este retraso de apenas cinco años ilustra de alguna manera el descontrol que sufrió no sólo Atlantis, sino toda la empresa, que se llama Kerzner International, a partir del Día de la Raza de 2006.

Hace años, Sol Kerzner construyó en Sudáfrica, su patria, el hotel SunCity y a partir de ahí levantó un emporio de resorts, hoteles y casinos que, entre otros, incluye su línea de hoteles lujosos One&Only.

Su hotel insignia es Atlantis y su poder económico es tal, que si Kerzner sacara sus inversiones de esa isla caribeña, seguramente el gobierno quebraría. Basten estos datos para entender su poder: en 2003 invirtió 650 millones de dólares para ampliar este hotel y hacerlo mucho más grande de lo que ya era; es la compañía que más empleos genera en Bahamas, sólo superada por el propio gobierno; y con lo que generan económica y fiscalmente contribuyen nada menos que con el doce por ciento del Producto Interno Bruto del país.

Ya casi al final de su carrera, en 2002 Kerzner aceptó la invitación del entonces director de Fonatur, John McCarthy, para venir a México, país que no conocía, y elegir un lugar dónde invertir. Obviamente McCarthy lo llevó por los dominios de Fonatur: Cancún, Ixtapa, Loreto, Los Cabos y Huatulco. Y el lugar que le gustó para poner algo de dinero fue Los Cabos, donde tres meses después ya estaba desembolsando 38.5 millones de dólares para hacerse de la mitad de acciones del hotel Palmilla, el más tradicional del lugar, construido a mediados de los 50 del siglo pasado por Abelardo Rodríguez, hijo del ex presidente. Después de eso, Kerzner vino a la ceremonia de la primera piedra de lo que sería el nuevo Palmilla, y cerró el hotel durante casi un año. Con 75 millones de dólares después, lo reabrió como One&Only Palmilla y para dirigirlo contrató a Edward Steiner, quien entonces manejaba el que estaba considerado el mejor hotel de México: Las Ventanas al Paraíso –propiedad de la familia Burillo en aquellos días--. Steiner, mítico personaje de la hotelería, ya retirado, en menos de dos años desbancó a las Ventanas y convirtió a Palmilla en el mejor hotel del país.

A lo largo de los años, Kerzner había edificado un imperio turístico: en 1994 compró Atlantis por 125 millones de dólares y le inyectó mil cien millones más. Hoy, Atlantis es un auténtico resorts, un destino dentro del destino, un parque de diversiones con cifras fantásticas. En 1996 también invertiría mil millones de dólares en un centro de apuestas, tiendas y hotel: Mohegan Sun, en Connecticut, Estados Unidos, en alianza con la tribu Mohegan; tenía propiedades en Sudáfrica, México, la Unión Americana, Dubai, Isla Mauricio, Islas Maldivas y Bahamas.

Hombre sencillo, nada sofisticado, por lo menos en su aspecto muy alejado del de un hombre que vale miles de millones de dólares, y de trato amable, a finales de 2003 Sol Kerzner decidió retirarse y pasarle la estafeta a su hijo Howard, a quien de cariño apodaban “Butch”.

Hombre joven, educadísimo y afable como su padre, el junior había sido preparado para suceder a su papá al frente del emporio, lo cual hizo a los 39 años de edad. En enero de 2004 fue nombrado CEO de Kerzner International.

Todo marchaba muy bien para Sol: podía dedicarse a disfrutar la vida, sabiendo que su empresa estaba en buenas manos.

Pero a veces la vida se ensaña con alguien y lo obliga a transitar caminos que no había planeado: mientras buscaba terrenos para construir un hotel en República Dominicana, el 12 de octubre de 2006 el helicóptero de Butch se desplomó. Fueron cuatro los muertos. Nadie sobrevivió.

Esta tragedia obligó a Sol Kerzner a volar primero a Dominicana y luego a Bahamas, a la sede central de la compañía. En la emergencia, nombró a un antiguo ejecutivo de la empresa, Paul O´Neil como CEO sustituto de Butch Kerzner. Sin embargo, no le dejó mucho tiempo el mando. Finalmente, regresó a tomar las riendas de su emporio. Y hasta la fecha sigue ahí.

En noviembre de 2008, inauguró otra obra fantástica: el Atlantis de Dubai, en los Emiratos Árabes, y ahora acaban de retomar el paso de este lado del mundo, a pesar de que América Latina únicamente representa 12% de su clientela en Atlantis Bahamas y de esta cifra el 30% son mexicanos.

Mientras tanto, entrampado por su enorme éxito y una tragedia de esas que nunca se superan del todo, don Sol Kerzner sigue trabajando. Como un rey Midas.

Publicado en: Milenio Diario

Modificado el ( miércoles, 26 de junio de 2013 )
 
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