Ciudad Abierta

2007 abril 1

El turismo, con más reservas que el petróleo

Acapulco. Signo de los tiempos. Cuando Felipe Calderón entró al teatro Juan Ruiz de Alarcón la ovación fue automática. Llena la sala de empresarios turísticos, no escatimaron en la intensidad y duración del aplauso. Y ellos sólo aplauden cuando reciben. Ven su futuro promisorio en este sexenio que comienza.

Llegó para clausurar el Tianguis Turístico de este año y la aclamación acompañó al Presidente de la República mientras subió la breve escalera hacia el escenario y estalló más fuerte cuando llegó al tablado. La única vez que esos mismos hombres aplaudieron de forma similar a Vicente Fox, fue cuando el anterior mandatario les anunció en Cancún que el gobierno federal pagaría la reconstrucción de las playas que se llevó el huracán Wilma. “Y si hace falta más dinero, lo ponemos”, prometió haciéndoles chocar las manos con delirio. Esa es la manera de lograr su reconocimiento: poniendo dinero fiscal para que ellos puedan hacer el suyo, sin tener que invertir más que en lo que tienen escriturado y a su nombre.

En el presidium, seis políticos profesionales: el propio Calderón; Ney González, gobernador de Nayarit; Francisco López Mena, director del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM); Félix Salgado, alcalde de Acapulco; Rodolfo Elizondo, secretario de Turismo; y Ernesto Rodríguez, secretario de Turismo de Guerrero. Los demás, otros cinco, provenientes del sector privado: Zeferino Torreblanca, gobernador de Guerrero; Miguel Gómez Mont, director de Fonatur; Miguel Torruco, presidente de la Confederación Nacional Turística; Antonio Mahub, presidente de la Confederación Nacional de Cámaras de Comercio y Servicios Turísticos; y Gordon Viberg, presidente del Consejo Nacional Empresarial Turístico.

Y, como siempre sucede en estos casos, los empresarios hicieron su pliego de peticiones al presidente, la mayoría acordes con la agenda que han venido manejando, pero también algunas nuevas, como la de Mahub, quien de plano solicitó modificar el Artículo 27 Constitucional, para que los extranjeros puedan comprar predios a menos de 50 kilómetros de las playas y a cien kilómetros de las fronteras.

Pero, a la hora de tomar la palabra, Calderón no respondió a pedidos específicos y ocupó su tiempo en ratificar que el turismo será básico en su programa de gobierno y que el suyo en verdad será el sexenio del turismo.

Volvió a marcar las diferencias entre esta industria y la petrolera. “El petróleo declina en nuestro país”, afirmó y explicó que nuestro mayor yacimiento, Cantarell, que aporta 60% del petróleo mexicano, actualmente produce para exportación 1.5 millones de barriles diarios, cifra que cada año disminuye en 200 mil barriles por día.

Las razones de Calderón

“Yo soy un convencido del turismo, porque sé que es la actividad económica que le va a dar a México la mayor rentabilidad y la mayor capacidad generadora de empleos”, dijo y añadió: “Y les voy a decir por qué”.

Entonces explicó que hay tres fuentes muy claras de divisas para el país: el petróleo, la principal; en tanto que la segunda posición se la disputan las remesas de los braceros y el turismo.

De entrada descartó las remesas, porque el dinero de los migrantes no produce empleos; los hidrocarburos aportan 140 mil plazas laborales, en tanto que el turismo da trabajo directo a “más de dos millones de mexicanos, conservadoramente. De manera que para mí es muy clara la alternativa que tenemos para generar empleo”, sostuvo.

Ante este panorama, aseguró que con todo lo que hay en el país: naturaleza, playa, zonas arqueológicas, clima, entre otras cosas, “Hay más reservas en el turismo que las que hay en el petróleo”.

Enseguida, para demostrar que su apoyo al sector no será de saliva, enlistó las acciones que, a menos de cuatro meses de gobierno, ya tomó en este sentido: aumentó los presupuestos de la Secretaría de Turismo (Sectur) y del CPTM en 37% y 40%, respectivamente; creó el Consejo Consultivo de Turismo; incorporó a la Sectur al Gabinete de Economía y Competitividad, “porque esta actividad es medular en la estrategia de crecimiento económico del Presidente y así yo puedo darle seguimiento, semana a semana, a los aspectos más relevantes del sector turismo”; y ordenó la creación de una Ventanilla Única, para agilizar los trámites de los empresarios.

Esto fue un recuento. Después vendrían las novedades, que no fueron muchas: el tiempo para obtener una visa para entrar a México bajará de un mes, a doce días a partir del primero de mayo, con el objetivo de llegar a disminuirlo a seis días para los turistas; a partir de hoy, la vigencia de la visa de larga duración para turistas e inversionistas será de cinco años; y la estancia permitida para turistas será de 180 días. Desde los primeros días de marzo, los residentes en Japón no necesitan visa para entrar a nuestro país.

También reiteró el apoyo a diez mil pequeñas y medianas empresas turísticas, con asesoría y financiamiento; y la canalización de mil 200 millones de pesos para este año en promoción, aunque en realidad la cantidad será mayor: mil 336.4 millones. No lo actualizaron.

Calderón dedicó buena parte de su discurso a resaltar las acciones que ha tomado para combatir al crimen organizado porque, dijo, eso también es promover al turismo. “Más seguridad significa también más turismo”, aseveró.

Finalmente, marcó las acciones que deberá seguir la Sectur durante su gobierno: diversificar nuestra oferta turística, más allá de los destinos de sol y playa, pero sin descuidar a este último segmento, que es el principal producto que tenemos.

Fue más preciso: ecoturismo, turismo cultural, turismo de negocios, turismo religioso y turismo de convenciones, son los rubros que Elizondo tendrá que impulsar fuertemente.

Y así como llegó, se fue, en medio de aplausos.

Milenio Diario. Suplemento TornaVuelta