Gloria Guevara, una mujer valiente

Por Gustavo Armenta

MÉXICO, DF. Marzo 25 de 2010. Lo primero que hay que reconocerle a la nueva secretaria de Turismo, Gloria Guevara Manzo, es que es una mujer valiente. Y patriota. De otra manera no se entiende que haya dejado una exitosa carrera en la iniciativa privada, para integrarse al gabinete calderonista con la encomienda de enderezar un barco que desde hace meses navega a la deriva, luchando por no hundirse.

Seleccionada por head hunters y aprobada la propuesta de éstos por el presidente Felipe Calderón, el nombramiento de Guevara recuerda al de Leticia Navarro, al inicio del gobierno de Vicente Fox, sólo que con algunas diferencias, unas a favor y otras en contra.

2010 Marzo 21

Ciudad Abierta

Una mujer valiente

Lo primero que hay que reconocerle a la nueva secretaria de Turismo, Gloria Guevara Manzo, es que es una mujer valiente. Y patriota. De otra manera no se entiende que haya dejado una exitosa carrera en la iniciativa privada, para integrarse al gabinete calderonista con la encomienda de enderezar un barco que desde hace meses navega a la deriva, luchando por no hundirse.

Seleccionada por head hunters y aprobada la propuesta de éstos por el presidente Felipe Calderón, el nombramiento de Guevara recuerda al de Leticia Navarro, al inicio del gobierno de Vicente Fox, sólo que con algunas diferencias, unas a favor y otras en contra.

Las dos son ejecutivas destacadas, pero mientras Navarro venía de vender maquillaje para mujeres, Guevara sí proviene de una empresa turística: Sabre, con gran relevancia en el área de reservaciones. Sin embargo, en tanto que aquélla arrancó el sexenio de Fox, con la posibilidad de desarrollar un proyecto a largo plazo –aunque luego nada más duró tres años--, ésta se integra a mitad del periodo, con la limitante de implementar un proyecto a corto plazo, hasta donde los tiempos políticos le permitan hacer.

Además, Navarro contó con el apoyo de un subsecretario como Francisco Madrid, experto en el tema quien, por lo mismo, duró ocho años en dos sexenios en ese nivel, hasta que se cansó y se fue; mientras que ahora Guevara no contará con un subalterno que posea tal know how para respaldarla.

Otra más en los pasivos: llega a una Secretaría de Turismo menospreciada por el presidente, que sigue con vida en contra de sus deseos. Se hizo cargo de una secretaría convertida en el hijo no deseado del gabinete, al cual el papá no quiere ni le importa. A Gloria Guevara le toca ser la madrastra de este engendro llamado Sectur, huérfano de padre, sin tíos ni hermanos.

Y esa será otra cuesta arriba que le tocará escalar. Sin nexos ni complicidades con los otros miembros del gabinete, y sin el respaldo del presidente más allá del discurso, no le será fácil conseguir el apoyo de sus homólogos, de los cuales depende en buena medida, ya que el éxito de Sectur está a expensas de sus relaciones transversales con casi todas las secretarías.

Cruzamos ya la mitad de esta administración federal y vienen tiempos políticos y electorales. Y los secretarios de Estado, que en su mayoría son más políticos que estadistas, de ahora en adelante estarán más dedicados a la grilla y su futuro personal, sin mucho tiempo para ayudar a una colega que no les dejará un sustancioso retorno de inversión de su tiempo, políticamente hablando.

Sí, sin duda, Gloria Guevara es una mujer valiente y patriota. Pero, no obstante, merece de principio el beneficio de la duda. Ojalá aprenda pronto a navegar en las oscuras y turbulentas aguas de la burocracia y el mundillo de los políticos mexicanos, que no se distinguen precisamente por su altura de miras, ni por su valentía ni patriotismo.

El adiós a Elizondo

La mañana del 10 de marzo en que aparecieron en un salón de Los Pinos Calderón, Rodolfo Elizondo y Guevara, para dar a conocer el cambio, el todavía secretario lucía triste, cansado, con un gesto adusto y las manos cruzadas detrás de la espalda. Tenía la mirada extraviada, veía sin mirar, agazapado en sus propios pensamientos. En su discurso, que fue primero de despedida a Elizondo y luego de bienvenida a Guevara, el presidente se mostró muy sobrio en sus halagos al que se iba, no obstante que se la jugó con él cuando nadie daba un peso por la candidatura presidencial y que le sirvió durante más de tres años en el gabinete.

Calderón habló del “gran profesionalismo”, el liderazgo y la experiencia de Elizondo. Y también destacó su lealtad. Y esta última palabra tal vez sea la que mejor defina a Rodolfo Elizondo, quien aguantó sin chistar todas las malas jugadas que le hizo su jefe.

La mayor de todas fue cuando, sin consultarle, Calderón envió al Congreso una iniciativa para desaparecer a la Sectur. Desde ese día, 8 de septiembre de 2009, Elizondo se convirtió en un inquilino del limbo.

Se le criticó la nula resistencia que puso para que no se desmantelara a la secretaría, el no haberla defendido ante su jefe. Y mientras le apedreaban el rancho, él no se cansaba de repetir que sólo era un empleado, que tenía que obedecer órdenes y que se mantendría en el cargo hasta que el presidente decidiera su relevo.

Durante varios meses Sectur fue un zombi y cuando los legisladores decidieron que no desaparecía, entonces se convirtió en un hijo rechazado en el gobierno calderonista. Y ahí anduvo Elizondo unos meses más, cargando al huérfano y aguantando vara. Inmerecido castigo.

Ya se fue y llegó el momento de hacer el análisis de su desempeño como secretario de Turismo. Los fríos números de las estadísticas serán los que determinen el balance de su gestión. Sea cual sea el resultado, fue un funcionario que hizo su mejor esfuerzo, que trabajó con una visión a largo plazo y que hizo por el turismo de México más que todos sus antecesores juntos. Con excepción de Antonio Enríquez Savignac.

No tengo duda, durante mucho tiempo la industria turística nacional va a extrañar a Rodolfo Elizondo.

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