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Turismo y medio ambiente PDF Imprimir E-Mail
escrito por Gustavo Armenta   
domingo, 25 de febrero de 2007

Ciudad Abierta

2007 Febrero 25

Turismo y medio ambiente

A finales de octubre pasado, platiqué una noche en el pueblo de Todos Santos, Baja California Sur, con el secretario de Turismo, Rodolfo Elizondo, cuando el sexenio foxista se acercaba a su final. Suponiendo que dejaría el cargo –lo cual no sucedió-- le pregunté cuál era el principal tema que, en su criterio, debería encabezar la lista de pendientes del sector turístico en el gobierno del presidente Felipe Calderón.

Antes de que respondiera, pensé que Elizondo hablaría de inversiones, infraestructura, diversificación de mercados, apoyo gubernamental o mayor presupuesto; pero, para sorpresa de todos los presentes, afirmó que lo más relevante sería el ordenamiento del desarrollo turístico en impacto ambiental.

“El país no puede seguir creciendo de manera desordenada en el turismo. Lo que hoy puede ser un éxito, mañana puede ser un fracaso”, advirtió.

Estas palabras del titular de la Secretaría de Turismo –quien fue ratificado en el cargo--, ponen de relieve la enorme importancia que el cuidado del medio ambiente tiene en el desarrollo turístico de México y de cualquier país. Pero, contrario a lo que muchos pueden suponer, Elizondo no se refería exclusivamente a los proyectos enfocados al ecoturismo, sino al crecimiento turístico en general. De hecho, los desarrollos ecoturísticos son los que menos impactan la naturaleza; son los grandes proyectos, como marinas, hoteles, campo de golf y desarrollos inmobiliarios los que resultan más depredadores.

Sin embargo, hay que tomar en cuenta las palabras del secretario, ya que el ecoturismo es uno de los segmentos que mayor incremento ha tenido en los últimos años, tanto a nivel mundial como en nuestro país, aunque en México su crecimiento es aún incipiente.

Todavía a principios del gobierno de Vicente Fox, los empresarios dedicados a actividades ecoturísticas se quejaban de que no era un renglón al que las autoridades le prestaran atención, menospreciando su potencial de desarrollo social y económico, y relegándolo en los presupuestos de promoción.

Para su fortuna, Leticia Navarro, la primera secretaria de Turismo foxista, se convenció de las bondades de este segmento y decidió impulsarlo, haciendo caso de los informes de la Organización Mundial del Turismo, que ya hablaban de su acelerado crecimiento en varias regiones del orbe.

El ejemplo más clásico es el de Costa Rica que, siendo una nación pequeña, lograba ya significativos ingresos vendiendo ecoturismo. En 2005 recibió a un millón 659 mil turistas, que dejaron una derrama económica de mil 551 millones de dólares, la mayoría de los cuales acudieron por motivos de naturaleza.

Otro caso es Panamá, que tenía en los habitantes de la base militar estadounidense del Comando Sur y en sus familiares y amigos que los visitaban, una de sus principales fuentes de ingresos. Estas divisas las perdieron cuando Estados Unidos les entregó el Canal y entonces, para cubrir ese hueco, pusieron los ojos en el turismo, principalmente ecológico, con lo que en cinco años lograron subsanar el hueco financiero. En 2005 recibieron 971 millones de dólares por turismo.

Por esto, en los últimos seis años el gobierno federal mexicano invirtió 164 millones de pesos en diferentes proyectos y programas enfocados al turismo alternativo y ecoturismo, dinero que se canalizó a la dotación de infraestructura y equipamiento en trece Áreas Naturales Protegidas con vocación turística, como centros de interpretación ambiental, muelles, senderos, áreas de acampado, torres de observación y albergues; impartición de cursos y talleres a mil 600 empresarios y guías especializados; impresión y distribución de fascículos y guías; y a una campaña publicitaria por parte del Consejo de Promoción Turística de México.

El resultado ha sido un incremento de ecoturistas en la república mexicana. De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), cuyo director es Ernesto Enkerlin, entre 2002 y 2005 casi veinte millones de visitantes estuvieron en alguna de las 69 Áreas Naturales Protegidas con vocación turística que hay en el país, gastando alrededor de cinco mil millones de pesos.

Además, de las 120 empresas ecoturísticas que Sectur tenía identificadas en 1998, el número creció a mil 239 que hay en la actualidad, de las cuales 70% se conforman por poblaciones rurales e indígenas que ofrecen servicios de hospedaje, alimentación y actividades ecoturísticas, de turismo rural y de aventura.

Un paso importante para continuar apoyando este segmento fue la integración, en febrero del año pasado, del Plan Rector de Desarrollo del Ecoturismo, Turismo Rural y Actividades Relacionadas con el Turismo de Naturaleza, por parte del Grupo Interinstitucional para el Desarrollo del Ecoturismo en México, integrado por varias secretarias de estado y organismos paraestatales que tienen que ver con el tema. Asimismo, acordaron aplicar la Norma Oficial Mexicana de Ecoturismo Sustentable.

Nuestra naturaleza es uno de los grandes atractivos para los turistas, pero el turismo puede acabar por destruirla si no se le cuida. Hay que sacarle provecho, pero retribuyéndole también lo mucho que nos da.

En estos días, las modificaciones a la Ley General de Vida Silvestre ha puesto este tema en la agenda nacional como pocas veces se ha visto. Las opiniones se están polarizando y es un asunto que habrá que ver con mucho cuidado.

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Modificado el ( lunes, 14 de enero de 2008 )
 
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