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El CIP de Sinaloa, broche de oro para Antonio Toledo Corro PDF Imprimir E-Mail
escrito por Gustavo Armenta   
domingo, 14 de diciembre de 2008

MÉXICO, DF. A sus casi 90 años de edad, Antonio Toledo Corro acaba de hacer el último gran negocio de su vida: vendió unos terrenitos por los que Fonatur le pagará 119 millones de dólares. No está nada mal para cerrar con broche de oro su larga y fructífera vida como ganadero y político. Por algo será que en su tierra, Escuinapa, le apodan “El tigre del sur”.

El pasado 29 de septiembre, al inaugurar en la Ciudad de México la Expo Mexicana de Inversión Inmobiliaria y Turística de Fonatur, el presidente Felipe Calderón dio a conocer dónde se construirá la nueva ciudad turística que dos días antes había anunciado durante los festejos del Día Mundial del Turismo: Escuinapa, en el estado de Sinaloa.

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Ciudad Abierta

2008 Noviembre 1

El CIP de Sinaloa, broche de oro para Toledo Corro

A sus casi 90 años de edad, Antonio Toledo Corro acaba de hacer el último gran negocio de su vida, uno más: vendió unos terrenitos por los que Fonatur le pagará 119 millones de dólares. No está nada mal para cerrar con broche de oro su larga y fructífera vida como ganadero y político. Por algo será que en su tierra, Escuinapa, le apodan “El tigre del sur”.

La mañana del pasado 29 de septiembre, al inaugurar en la Ciudad de México la Expo Mexicana de Inversión Inmobiliaria y Turística, máximo evento anual de Fonatur, el presidente Felipe Calderón dio a conocer dónde se construirá la nueva ciudad turística que dos días antes había anunciado durante los festejos del Día Mundial del Turismo: Escuinapa, en el estado de Sinaloa.

Así, concluía un largo proceso en el que compitieron varios lugares del país y en el que, a final de cuentas, resultó ganador el que muchos consideraron con pocas probabilidades de triunfar por la mala fama de la entidad, por ser un gobierno priísta y por  la negra historia del dueño de la tierra, secretario de la Reforma Agraria durante uno de los gobiernos más corruptos que se recuerden: el de José López Portillo, quien luego lo hizo candidato a la gubernatura de Sinaloa.

Por eso fue que esa mañana, Antonio Ibarra, secretario de Turismo de Sinaloa, respiró tranquilo y satisfecho cuando Calderón precisó públicamente el lugar donde estará el nuevo Centro Integralmente Planeado (CIP). Había logrado hacer la chica. Y por eso fue también que, después de dar varias entrevistas, se fue a celebrar a un restaurante con su esposa, sus colaboradores más cercanos, el presidente municipal de Escuinapa y algunos amigos.

Jesús Aguilar Padilla, gobernador de Sinaloa, creó la Secretaría de Turismo de su estado apenas en los primeros meses de 2007, al frente de la cual nombró a Ibarra, quien venía del sector privado, con una encomienda muy clara: conseguir que el nuevo CIP que planeaba edificar el gobierno calderonista se hiciera en tierras sinaloenses. Y cumplió. Por eso estaba tan contento, aunque su celebración haya tenido que ser con una comida y apenas un par de tragos, ya que por la tarde tenía una reunión de trabajo.

En junio del año pasado, cuando tenía unos cuantos días de haber sido nombrado secretario de Turismo, conocí a Ibarra y nos tomamos un café. Me habló de sus proyectos, entre los que destacaban dos: la construcción de un Centro de Convenciones en Mazatlán y de un CIP en algún lugar de la entidad.

El primero me pareció sencillo de cumplir, pero al segundo lo vi muy complicado, más que nada por ser Sinaloa, región a la que por antonomasia desde hace muchos años se le liga al narco y a todo lo que ello conlleva. Y ese fue el mayor hándicap que enfrentó Ibarra durante todo el proceso de selección, el cual el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), con Miguel Gómez Mont a la cabeza, analizó con lupa. Desde ese día, no hubo conferencia o entrevista de prensa donde no se le cuestionara a Ibarra sobre la dificultad de pretender desarrollar turísticamente a un estado famoso por su inseguridad y violencia.

Pero Ibarra supo defenderse bien de ese punto. Su respuesta siempre fue que la inseguridad está focalizada en ciertas ciudades de Sinaloa, pero no en todo el estado; asegurando que el sur de la entidad, donde se ubica Escuinapa, es una de las regiones más seguras del país.

Y, por lo visto, le funcionó. Esta estrategia, aunada a un serio y fuerte ejercicio de cabildeo basado en argumentos sólidos, lo llevó a ganar. El sexto CIP se levantará en Escuinapa –el quinto fue Huatulco en tiempos de Miguel de la Madrid--, en el predio de lo que es el rancho Las Cabras, que alguna vez perteneció a la familia Coppel.

De esta manera, todos en Sinaloa ganan, empezando por Toledo Corro, a quien le pagarán cinco dólares por metro cuadrado de 2,381 hectáreas. Broche de oro, pues.

PIE DE FOTO: Escuinapa, Sinaloa

Revista Latitud 21

Modificado el ( sábado, 02 de mayo de 2009 )
 
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