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Oaxaca en el caos PDF Imprimir E-Mail
escrito por Gustavo Armenta   
domingo, 23 de julio de 2006
Ciudad Abierta

2006 Julio 23

Oaxaca en el caos

Cuenta Diego Osorno, enviado de Milenio Diario a Oaxaca, que el gobernador Ulises Ruiz ya no despacha en su oficina de la capital del estado, ahora lo hace en Santa María Coyotepec, un pueblo ubicado a quince minutos de la ciudad. Dice también que lo mismo hacen los 42 diputados locales, quienes sesionan en San Raymundo Jalpan, otro pueblo vecino.

¿La razón de estas migraciones? Ellos dirán que por prudencia. Muchos otros piensan que es por miedo e incapacidad para resolver un conflicto.

La realidad es que desde hace meses los maestros en huelga tomaron la ciudad de Oaxaca y ahora son dueños y señores de la plaza. A tal punto, que dos de los tres poderes ya salieron huyendo. Luego sitiarán el Tribunal de Justicia, tal vez con la idea de que también los magistrados se vayan a otra localidad a trabajar. Ya lo anunciaron los maestros de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. De lograrlo, habrán conseguido sacar de la capital, la sede del poder político, a las máximas autoridades de la entidad.

Y mientras todo esto sucede, la economía del lugar se va cayendo a pedazos. Oaxaca es uno de los estados más pobres del país y su capital vive en torno al turismo. Y ahí es donde en los últimos días han apretado más los profesores. Primero bloquearon el acceso al recinto donde esta semana debió haber comenzado la Guelaguetza, la mayor fiesta étnica de la entidad. Luego quemaron el templete de madera donde se desarrollarían los bailables, para después bloquear la entrada a varios hoteles, incluyendo el Camino Real, propiedad del Fondo Nacional de Fomento al Turismo, que dirige John McCarthy.

Durante todo el año, la ciudad de Oaxaca mantiene niveles de ocupación hotelera aceptables, pero nada sobresalientes. Y es precisamente en estos días, durante el desarrollo de la Guelaguetza, cuando mejor les va, con hoteles llenos y los restaurantes y comercios obteniendo ingresos extra que les ayudarán a paliar las temporadas bajas.

Pero ahora el boicot de los maestros convirtió su mejor temporada en la peor de todas. Si en este momento el efecto es inmediato, más lo será en el futuro a corto y mediano plazos, cuando lleguen los ciclos de vacas flacas. Ya les echaron a perder la bonanza de las vacaciones de verano y pronto llegará septiembre, que tradicionalmente es el peor mes para el turismo en México. “Septihambre” le llaman los hoteleros. Y esta vez será infame, porque no tendrán reservas para aguantar.

Los espacios vacíos

En política no hay vacíos, porque alguien los llena de inmediato. Y todas las omisiones en que ha caído el gobernador Ruiz, en su afán por salvar el puesto, han propiciado que los maestros ocupen esos espacios que el mandatario estatal ha cedido.

Quiso aplicar la fuerza legal del Estado e intentó desalojarlos de las calles que tenían tomadas. Pero fracasó y ese pareció ser el principio del fin. A partir de ahí, ha ido reculado, capitulando terreno. Como están las cosas, el día que se les dé la gana a los mentores van y le toman también el pueblo donde ahora despacha. ¿Y luego qué? ¿Se irá más lejos? ¿A Huatulco, a Puerto Escondido, al Istmo? En ningún lugar del estado lo dejarán en paz.

A cambio, en lugar de actuar conforme a su rango, Ulises Ruiz quiere apagar el fuego con desplegados de prensa. Este martes publicó uno donde, entre otras cosas afirmó:

“Las formas de actuar en pos de sus exigencias se han apartado del respeto al Estado de Derecho: afectan las garantías y libertades de los oaxaqueños; dañan severamente la economía de las empresas modestas, pequeñas, medianas o grandes del turismo, el comercio y los servicios; y lesiona gravemente la normalidad de las actividades ciudadanas. La afectación al patrimonio histórico es costosa y en muchos casos, irreversible”.

Luego añadió: “Ante los acontecimientos que agravian a los oaxaqueños y afectan las actividades que les dan empleo a nuestros hermanos, es mi deber como Gobernador Constitucional del Estado informar a ustedes que la Fiesta de la Guelaguetza, máxima expresión de nuestra cultura, que se ha celebrado anualmente como una muestra de unidad y orgullo de todos los oaxaqueños, será pospuesta.

“Tomamos esta decisión para evitar el riesgo de que grupos radicales agredan a los participantes, a los turistas o a los propios oaxaqueños. Pedimos al turismo nacional y extranjero su comprensión ante esta determinación. En su oportunidad, haremos una intensa promoción para retomar las fiestas del pueblo de Oaxaca, con la originalidad y el esplendor que las caracterizan”.

Y para terminar: “Mi gobierno ha hecho todo cuanto está a nuestro alcance para resolver este problema. Una vez más, solicito su comprensión y apoyo”.

Ahora entiendo por qué están las cosas así en Oaxaca, cuando tienen un gobernador que cree que es su obligación informar personalmente de la cancelación de una fiesta.

Milenio Diario. Suplemento TornaVuelta

Modificado el ( jueves, 07 de febrero de 2008 )
 
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