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Los hábitos del turista mexicano PDF Imprimir E-Mail
escrito por Gustavo Armenta   
miércoles, 16 de noviembre de 2005

2005 Noviembre 17

Los hábitos del turista mexicano

Un amigo francés que vive en un pequeño pueblo de la campiña francesa, pero que conoce una buena parte del mundo, un día se enteró de la existencia de un estado mexicano que se llama Chihuahua, se fascinó con las fotografías de la Sierra Tarahumara y decidió que, llegado el momento, las conocería junto con su esposa.

A finales del año pasado, comenzó a pensar en dónde pasaría sus vacaciones de otoño de 2005 y concluyó que ya era tiempo de ir a conocer a los rarámuris. Así que tomó el teléfono y le llamó a un paisano suyo que vive en México y le notificó que a finales del siguiente octubre llegaría a México porque quería viajar a las Barrancas del Cobre. Así que le pidió le armara un itinerario carretero entre el Distrito Federal y la ciudad de Chihuahua, que incluyera estancias de uno a tres días en los sitios de interés que se encontraran en el camino, tanto de ida como de vuelta, recorridos que tendrían que ser por rutas diferentes, además de tomar el tren Chepe hacia Creel.

Este amigo francés y su esposa mañana regresan contentos a su país, luego de haber pasado tres semanas en México y de haber conocido Guadalajara, Zacatecas, San Luis Potosí, León, Guanajuato, Morelia, Pátzcuaro y sus alrededores, entre otras ciudades, demás de Chihuahua y las Barrancas del Cobre.

Este es el caso, muy común entre los europeos o estadounidenses, de quienes suelen planear con meses de anticipación sus viajes de placer. Esto le permitió realizar un periplo de trayecto y estancia largos, consiguiendo una buena tarifa de avión por haber reservado con mucha anticipación, así como hoteles a buen precio y la certeza de que conocería varios lugares en los que durante mucho tiempo soñó con estar.

En un manual del buen viajero en cualquier parte del mundo, este tendría que ser el paradigma. Sin embargo, no siempre es así, ya que es una cuestión cultural de la que, por ejemplo, los mexicanos adolecemos.

La costumbre mexicana

Después de tres años de no hacerlo, en éste la Secretaría de Turismo llevó a cabo de nuevo el estudio “Hábitos de consumo del turista nacional”. Una de las cosas que ya habían aprendido en investigaciones anteriores, es que las costumbres de los vacacionistas no son las mismas a lo largo de todo el año y que, aunque resultan similares, muestran algunas variantes dependiendo del periodo de descanso, los cuáles básicamente se dividen en tres: vacaciones de verano, Semana Santa y vacaciones de invierno. En este 2005 analizaron el comportamiento para los dos primeros casos y, seguramente, lo están realizando para el tercero que está por venir.

Sin embargo, un dato que se mantiene constante es que los mexicanos no preparamos los suficiente nuestros viajes, dedicando poco o nada de tiempo a su planeación.

Otro factor común entre los distintos periodos, es que los turistas nacionales ven las vacaciones como un tiempo que sirve fundamentalmente para descansar, visitar a los amigos y a la familia o convivir con ella; por lo que acostumbran vacacionar en compañía no solamente de su cónyuge e hijos, sino que se organizan para viajar en clanes familiares, donde se incluye a padres, hermanos, tíos, sobrinos y hasta primos.

Algunos de los datos más útiles que arrojó el estudio son que, en promedio, en Semana Santa se desplazan grupo de 4.5 personas, contra cuatro en verano; en tanto que en la primera la estancia media es de 4.3 noches por 4.5 de la segunda.

Las encuestas, realizadas por el Centro de Estudios Superiores de Turismo, dependiente de Sectur, fue aplicada en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, las tres principales ciudades emisoras de viajeros del país. Y en lo que ambas coinciden plenamente es que los destinos preferidos de los defeños es Acapulco; para los tapatíos, Puerto Vallarta; y para los regios, Tampico.

Esto nos habla de que tenemos predilección por la playa que, además, se encuentre cerca y que sea accesible por carretera, ya que la gran mayoría se desplaza por tierra.

En la Semana Mayor, descansar es el principal objetivo del viaje, con 41% de los entrevistados, concepto que engloba las ideas de no trabajar, olvidarse de la rutina y salir de la ciudad; 81% vacaciona en sitios que ya conoce; 12% utiliza medios masivos para informase del lugar al que irá; su gasto promedio por persona es de 420 pesos diarios; sus mayores erogaciones son 33% en alimentación, 28% en transporte y 14% en hospedaje; 98% dijo regresar satisfecho con lo experimentado durante el asueto; y los aspectos con los que se sintieron a gusto son el clima, la hospitalidad y los precios.

Por su parte, en verano únicamente 29% busca descansar, donde se enmarca el no trabajar, quitar el estrés, olvidarse de la rutina y salir de la ciudad; mientras que la razón de 28% es visitar a familiares y amigos. El 83% ya visitó el lugar en el que vacacionará; 18% se sirve de los medios masivos de comunicación para informarse; su gasto promedio per cápita es de 503 pesos al día; y su presupuesto lo emplea así: una tercera parte en comida, 28% en transporte y 13% para alojamiento; y prácticamente la totalidad: 99%, queda complacida con el viaje, recordando mayormente el clima, buenos precios, la hospitalidad y la diversidad de actividades.

Estudiar este mercado es importante, ya que si bien el turismo internacional es la tercer fuente de divisas del país, representa sólo 20% de la actividad en esta industria y, en consecuencia, los mexicanos viajando por México constituyen el 80% restante. Es decir, resulta tres veces más grande.

Pareciera que los mexicanos somos fáciles de complacer. Pero, sin duda, cuando aprendamos a planificar los viajes, regresaremos todavía más contentos.

Milenio Diario. Sección Negocios

 
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