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El turismo cinegético, un segmento desaprovechado PDF Imprimir E-Mail
escrito por Gustavo Armenta   
viernes, 20 de junio de 2003

2003 Junio 21

El turismo cinegético, un segmento desaprovechado

Para Carlos Moreno Fernández, dirigente de los cazadores, el argumento es contundente: en México, un venado cola blanca vale hasta cinco mil dólares, en tanto que una vaca tiene un precio de sólo tres mil pesos.

Sobre esta idea, el presidente de la Federación Mexicana de Caza (Femeca) basa su teoría de que en el desarrollo de ranchos cinegéticos está una de las soluciones para el campo nacional.

"Nuestra agricultura y ganadería se encuentran en un estado en lo general de pobreza y, desgraciadamente, con un futuro poco esperanzador que produce un estatus nada halagüeño para los millones de mexicanos que habitan nuestro campo, los cuales están actualmente sumidos en la pobreza", dice.

Y como esta situación no es exclusiva de México, asegura que muchos países han encontrado en el aprovechamiento cinegético sustentable de la fauna silvestre un alivio a los problemas económicos de su campo.

Cita un ejemplo cuyas cifras también parecen ser convincentes: España.

Según explica, ese país tiene destinado 70% de su territorio a la caza, por lo que pueblos enteros viven de ella, tienen cientos de miles de empleos fijos y muchos más eventuales.

Añade que, por esta razón, su número de cazadores locales registrados alcanza el millón 400 mil, a los cuales se suman los que llegan de fuera para practicar este deporte.

Un documento elaborado por la Secretaría de Turismo (Sectur), denominado "Estudio Estratégico de Viabilidad del Segmento de Turismo Cinegético en México", informa que cada año ingresan a España un millón 350 mil cazadores y a Francia un millón 700 mil, en tanto que a México únicamente llegan 2,400 provenientes de Canadá y Europa, y 19,777 de Estados Unidos, donde existen 16 millones 481 mil cazadores registrados; es decir, nuestro país capta nada más 0.12% del mercado potencial que hay en la Unión Americana.

En términos de visitantes, Sectur espera que para la temporada 2002-2003 lleguen 21,877 cazadores extranjeros, cifra que equivaldría apenas a 0.11% de los 19 millones 700 mil turistas foráneos que vinieron a México el año pasado.

El dirigente de la Femeca precisa que con la infraestructura que tiene, España genera con su turismo cinegético cuatro mil 500 millones de dólares cada año.

Tal cantidad equivale a poco más de la mitad de los ingresos totales que México registró en 2002 por concepto de turistas internacionales, que fue de 8,858 millones de dólares.

Más apabullantes son aún las cifras de Estados Unidos, donde la cinegética representa un mercado anual de 110 mil millones de dólares, a través del comercio de armas, municiones, ropa, calzado, vehículos, llantas, refacciones, gasolina, hoteles, boletos de avión y permisos.

México, en pañales

Frente a estos números, la caza en nuestro país apenas está en pañales.

De acuerdo con Moreno Fernández, el turismo cinegético en México genera anualmente alrededor de 150 millones de dólares y hay aproximadamente 60 mil cazadores registrados; de ellos, 30 mil son mexicanos.

Al respecto, Eduardo Barroso, subsecretario de Operación de Sectur, difiere con 10 millones de dólares, ya que sostiene que son 160 millones de dólares los que se captan por este concepto, lo cual representa 1.8% de las divisas que generó la industria del turismo en nuestro país el año pasado. Cifra que se reduce como captación de divisas, ya que los extranjeros sólo aportaron 43% de esta cantidad. Lo que significa que la cinegética atrajo al país 68 millones 800 mil dólares, 0.77% de los ingresos totales.

No obstante, Barroso se muestra optimista al afirmar que este segmento creció en los últimos años a una tasa superior a 10% anual, por arriba del resto del promedio de la actividad turística.

Explica que esto se debe en parte a los avances que ha tenido la presente administración en su Proyecto Nacional de Facilitación Turística, con el cual han eliminado gran cantidad de trámites y disposiciones innecesarias que frenaban el desarrollo de ciertas actividades.

Hasta el cierre de 2002 se tenía un avance de 50% en este programa, "es decir, de los 145 trámites o procedimientos que localizamos como susceptibles de mejorarse, ya superamos la mitad", dice a Milenio.

Puntualiza que han simplificado la internación de vehículos al país, embarcaciones, casas rodantes y, para el caso específico de la cinegética, instalaron cuatro ventanillas únicas para realizar los trámites, en

Tamaulipas, Nuevo León, Baja California y Ciudad Juárez, y para el inicio de la próxima temporada de caza las habrá en Coahuila y Hermosillo, con lo que cada uno de los estados fronterizos contará con una ventanilla específica para este segmento.

Además, dijo, reforzaron la colaboración con la Secretaría de Relaciones Exteriores en cuanto a algunos trámites que son excesivos, y también con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales en el tema de la publicación anticipada del calendario cinegético, el cual había sido un reclamo importante por parte de los cazadores.

Las malas leyes

Sin embargo, el presidente de la Femeca no está tan convencido.

Expresa que el pobre desarrollo de la caza en México se debe a que tenemos muchos años de "estar regidos por dos malas leyes": la de Armas de Fuego y la de la Vida Silvestre.

"Ambas son leyes muy difíciles de cumplir por sus múltiples regulaciones, cambiantes y discrecionales, las cuales han provocado la caza furtiva y han ahuyentado a los cazadores mexicanos y extranjeros", dice.

Se queja de que somos vecinos de Estados Unidos, que es el país con el mayor potencial cinegético del mundo, donde sólo en sus estados fronterizos tiene más de seis millones de cazadores registrados, los cuales "invaden al mundo dejando su estela de dólares, pero no vienen a México porque para poder hacerlo tienen que cubrir 24 trámites oficiales en cuatro secretarías de Estado, que les consumen al menos veinte días de trámites auxiliados por un agente mexicano".

A esta situación se añade el hecho de contar con muy poco personal para vigilar que en las áreas naturales se cumpla la Ley de la Vida Silvestre. Por ejemplo, puntualiza Moreno Fernández, en todo el estado de Sonora, que tiene aproximadamente 18 millones de hectáreas, solamente hay seis personas destinadas a su vigilancia.

Por esta razón, el lunes pasado la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, Sectur y la Femeca, firmaron un convenio para llevar a cabo acciones de difusión, capacitación e investigación, para el aprovechamiento sustentable de la flora y fauna silvestre en todo el país.

Asimismo, integrarán grupos de vigilantes voluntarios reconocidos por la Profepa, quienes serán capacitados para cumplir con este cometido.

El documento fue firmado por el titular de la Profepa, José Campillo García; Carlos Moreno Fernández y, como testigo, Eduardo Barroso.

Un segmento que envejece

Durante la firma del acuerdo, Barroso dio a conocer que el Consejo de Promoción Turística de México, a través de programas cooperativos con los gobiernos estatales, incluirá ya a la cinegética en su trabajo de difusión, atacando tanto el mercado nacional como el de Estados Unidos.

Quizá esto logre acelerar el crecimiento del segmento, ya que el estudio elaborado por Sectur sostiene que el turismo cinegético está envejeciendo, debido a que 91% de los cazadores nacionales tiene más de 36 años de edad.

Además, 63.2% de los aficionados a esta práctica por lo menos una vez al año salen a cazar al extranjero.

"La cacería es una práctica que se enseña en familia. Generalmente se transmite de padres a hijos y representa una tradición familiar. El número absoluto de cazadores tiende a disminuir con el tiempo debido a la influencia de ideas conservacionistas cada vez más difundidas y a la escasa información sobre los beneficios de la cacería controlada. Como consecuencia, este segmento de mercado envejece y no se renueva", advierte el documento.

A pesar de esto, los pronósticos de Sectur son alcanzar 31,078 turistas cinegéticos extranjeros para la temporada 2005-2006, si es que realizan acciones de facilitación y promoción que incentiven a los cazadores, lo cual ya vienen implementando.

Claro que estas metas podrán lograrse siempre y cuando no se imponga el "Efecto Bambi", el cual hace sentir a los jóvenes que están matando el venadito del cuento, por lo que declinan practicar la caza. Pero aún así, seguirá siendo un segmento de importancia marginal en el universo de la industria turística nacional.

Milenio Diario. Sección Negocios

 
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