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La fiesta de los excesos PDF Imprimir E-Mail
escrito por Gustavo Armenta   
sábado, 15 de marzo de 2003

2003 marzo 15

El carnaval, la fiesta de los excesos

Mazatlán. Un carnaval es la fiesta de los excesos, donde todo se permite. Y aunque etimológicamente significa "quitar la carne", más bien parece la celebración de la carne que se entrega por unos cuantos días a las prácticas dionisiacas, antes de entrar al largo periodo de expiación de la Cuaresma.

Es la liberación sin recato de los sentidos y las pasiones, como preparación a la vigilia que antecede a días de dolor y luto con la Semana Santa y lo que representa para el mundo cristiano.

De los varios carnavales que se celebran en México, uno de los de mayor tradición es el de Mazatlán, que data del siglo XIX y hoy en día es una de las principales atracciones turísticas de este puerto de Sinaloa.

Este año se realizó del 27 de febrero al 4 de marzo, días en los que la calle fue convertida en la casa común de todos, a la que todos, locales y visitantes, asisten a la gran pachanga.

En carnaval las reglas se quebrantan y nadie se opone. Y aunque la vida transcurre entre verbenas y espectáculos callejeros, el máximo evento es la coronación de la reina.

En esta ocasión se llevó a cabo en el estadio de béisbol, donde el espectáculo transcurrió entre bailables folclóricos y pasarelas de niñas bonitas, nobleza y princesas fuereñas invitadas a participar. También se rindió un homenaje a quienes fueran reinas hace 25 y 50 años. Ambas volvieron a caminar el entarimado, haciendo que el tiempo volviera.

En el momento culminante, aparece Adriana I, la reina de este año, vestida de la reina de Saba. Con su sonrisa en éxtasis, está viviendo el sueño de muchas muchachas mazatlecas. Mira a la multitud y mientras agita su manita rítmicamente, avanza a pasos lentos hacia el escenario, como si pretendiera nunca llegar para prolongar lo más posible ese momento de gloria.

Una vez sentada en el trono, es coronada por el presidente municipal y su esposa. Al momento de ceñirle la corona, estallan en el cielo fuegos pirotécnicos. Después, la noche sigue con Alejandro Fernández y termina junto al mar, en el paseo de Olas Altas, con la representación del combate naval que simboliza el ataque de los franceses en 1864. Es la parte más espectacular del carnaval, cuando los cañonazos se convierten en luces pirotécnicas que iluminan y rasgan la negrura del cielo por más de media hora.

Al día siguiente viene el desfile de carros alegóricos y las comparsas, que en poco más de dos horas muestra y agota el trabajo realizado durante meses.

Atrás quedó la celebración casi privada que días antes se efectuó en el teatro Ángela Peralta, donde se coronó a Giovanna I, reina de los juegos florales, y se premió a pintores y poetas. Es la parte cultural de esta fiesta popular.

Así, con el lema de "Cámara, luces, tradición", concluyó esta edición del carnaval de Mazatlán, que estuvo dedicado a la cinematografía mundial.

Revista 7Cambio

Modificado el ( martes, 10 de junio de 2008 )
 
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